Había una vez una niña que se llamaba Isadora Moon que era medio hada medio vampiro y tenia un conejito que se llamaba Pinky.
Un día hicieron una actuación de ballet a sus papás que se llamaban el Conde Bartolomeo Moon y la condesa Cordelia Moon y su hermanita Flor de miel. Les encantó y la madre les echo pétalos por encima del escenario porque tenía una varita mágica.
Un día, cuando Isadora Moon fue al colegio, la profesora les dio a todos los alumnos un papel de una excursión. La excursión era de ir a ver un teatro, y una bailarina que se llamaba Tatiana Tutú; iba hacer el papel del conejo y esa bailarina era la preferida de Isadora Moon.
Cuando llegó a casa se le enseñó a sus papás y pidió un voluntario para la excursión. Se apuntó papá y a mamá. Cuando llegó ese día el papá de Isadora se quedó dormido, y al final llegaron tarde. Les estaba esperando la señorita Guinda y el autobús. La señorita Guinda le dijo que se tenía que poner un chaleco rosa fosforito el papá y la mamá de Isadora. Cuando llegaron al teatro se compraron unas chuches y chocolatinas. Entraron al teatro y se sentaron todos en las butacas.
Isadora Moon hablaba con Zoe su amiga. Pero Isadora vio que no estaba Pinky con ella entonces, se levantó y fue con su mamá a buscarlo. Estaba en las salas de los participantes. Le encontró ahí y escuchó un ruido de alguien llorar. Llamó a la puerta y tardó un poco en abrir. Le abrió y le dijo que se había hecho daño en la pierna y que no podía hacer el papel del conejo pero Isadora tuvo una idea: el papá salió bailando en la actuación sustituyendo a Tatiana Tutu.
Por último, Tatiana Tutu les dio un regalo y la madre de Isadora le dijo que después le íbamos a abrir en casa. Finalmente, lo abrió y se encontró con el diario de Tatiana Tutu que le había regalado. Pinky sacó de la caja dos entradas para volver a ir al teatro otro día.
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